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La gobernabilidad de España

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Al final, tampoco las encuestas han terminado de acertar esta vez. Lo único que podían afirmar es que el PP seguía en primera posición y los otros tres partidos principales se disputaban los tres siguientes puestos, como así ha sido, pero con resultados sorprendentes.

Estamos ante unos resultados electorales completamente diferentes a los vividos durante los últimos treinta años.

El cambio en estas elecciones significa, ni más ni menos, que estamos ante una evolución generacional en los españoles, entre aquellos que vivieron e hicieron la Transición y los que no votaron la Constitución, por simplificar ambos extremos. Es decir, España es una sociedad en movimiento, y sus estructuras cambian a medida que su gente también “crece” alejándose de la historia.

  • De la Transición española (Suárez) pasamos al “cambio” en el 82 (Felipe), luego a la marea azul (Aznar) para volver a la ilusión socialista (Zapatero) y terminar con una vuelta de tuerca conservadora (Rajoy). Hasta aquí podemos leer, pues lo que ocurra a partir de las elecciones del día 20 ya no está escrito.
  • El bipartidismo está herido pero no muerto, el PP y el PSOE resisten con unas bases bastante estables. Tampoco ha sido sustituido por un nuevo bipartidismo que es lo que han pretendido CIUDADANOS y PODEMOS, dejando al margen a otras formaciones como IU, que se ha quedado en tierra de nadie, sin ser vieja ni nueva.
  • El número de indecisos o de personas que no decían su voto ha sido más elevado que nunca, algo que ha contrastado con el ambiente político de discusión y debate que se ha vivido estos últimos días.
  • Aunque se ha intentado dividir entre “nuevo y viejo”, al final los españoles han devuelto el tablero de juego a “derechas, izquierdas”, ubicando a cada partido (incluido los “nuevos” que jugaban a no definirse) en el panorama político.
  • Lo “viejo” está decayendo, pese a su resistencia de última hora, pero tiene heridas realmente serias. Sin embargo lo “nuevo” no ha terminado de surgir. Estamos en un periodo transitorio.
  • Los grandes errores de los partidos han sido:

1.-El PP ha roto los lazos con todo el arco parlamentario que ahora le imposibilita una investidura, pues, aunque sea primera fuerza, no suma ni con Ciudadanos.

2.-El PSOE, pese a los cambios que Sánchez ha pretendido realizar en la organización, hay rémoras y resistencias internas que le pasan factura, y que, desde hace años, se han convertido en verdaderos agujeros negros para el socialismo español, véase Madrid y Valencia (esta última pese a gobernar tiene un gravísimo problema).

3.-Podemos ha sido el gran triunfador de la noche, pues su entrada ha sido por la puerta grande. Un éxito que se traduce en la suma de alianzas que ha ido realizando, pero al mismo tiempo será una dificultad que “territorializa” más una España fragmentada. Su punto débil fue creer que se comería de una tacada a un PSOE que, débil, ha resistido y mantiene la posición de líder de la oposición.

4.-Ciudadanos hizo una malísima campaña. Era el fenómeno ascendente que nos hizo suponer a muchos que los votantes conservadores ya tenían un recambio al PP sin tener que taparse la nariz; pero la campaña les deshinchó. Al igual que Podemos, el error de ambos fue creer que podrían ser “el nuevo bipartidismo”, y Ciudadanos, pese a un magnífico resultado para ser una fuerza nueva en el parlamento, acaba con un sabor amargo, pues les será difícil hacer valer sus escaños.

5.-IU sigue siendo la gran perjudicada por la ley electoral. Resulta realmente injusto el resultado de esta formación política. Son la quinta fuerza, con un millón de votos, y no consiguen grupo parlamentario propio. En 2011 obtuvieron algo más de 1.600.000 lo que les permitió 11 diputados; ahora, sólo dos escaños. Cada escaño cuesta 400.000 votos frente a los 60.000 aproximadamente del resto de formaciones políticas.

6.-Aparece un elemento nuevo en esta campaña: las redes sociales que desfiguran el análisis electoral que hasta ahora podía realizarse con encuestas a pie de calle; y desaparecen otras instituciones clásicas en la estructura democrática que ya no han tenido presencia ni voz en esta camapaña, como son los sindicatos, que han sido sustituidos por asociaciones, mareas, etc.

Las anteriores elecciones municipales y autonómicas han supuesto un experimento previo de los gobiernos de coalición, donde se ha demostrado que se pueden hacer gobiernos en minoría y gobiernos con diferentes pactos. Pero el problema ahora es más grave: no sólo es realizar un gobierno de minoría, sino pasar la investidura.

La responsabilidad primera de formar gobierno es del PP, y tiene pocos socios para conseguir la Presidencia.

Las combinaciones pueden ser muchas, y aún así insuficientes. Sólo una puede dar estabilidad, la gran coalición PP-PSOE, algo que al PP le vendría de lujo, pero al PSOE lo hundiría definitivamente, aunque el PSOE no puede apartar la mirada de quienes le pisan los talones.

¿Qué va a hacer Podemos? Probablemente, frotarse las manos para llegar a unas nuevas elecciones generales que le permitan un paso más adelante.

Y Ciudadanos ha quedado más al margen de lo que parece, y no se consolida en alternativa al PP, que hubiera sido su garantía de futuro.

Hemos pasado de la ilusión democrática y participativa de los primeros años de nuestra democracia, a la indiferencia sobre la política, a la indignación con la protesta en la calle que despertó el desarrollo de los nuevos partidos, a un panorama político nuevo al que no estamos acostumbrados de fragmentación política, pero que huele a transitorio.

Ana Noguera.

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