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Las cloacas

Lunes 24.- Gol TV emitió un programa llamado “Las cloacas de Interior” que habla de la trama de fabricación de pruebas falsas y manipulación político-policial que Jorge Fernández Díaz, el impresentable Ministro de Interior que padecimos, tenía montada para atacar políticamente a sus rivales y a todos los que pretendan hacer sombra al PP.

El programa, realizado por Mediapro, se había visto en Euzkadi (ETB) y Cataluña (TV3) Ninguna emisora de índole estatal se había atrevido a emitirlo. ¿Por miedo a una denuncia? No creo, porque ya está emitido y no tenemos constancia de ninguna denuncia ¿Por baja calidad? ¿Por no ser interesante? TV3 tuvo más de un 30% de share, la mayor cuota de audiencia de su historia, más que cuando el Barça ganó sus Champions. Curioso que ninguna cadena de ámbito estatal se atreviese a emitir dicho programa y que al final haya sido Gol Televisión quien lo haya hecho, algo verdaderamente insólito en una cadena deportiva y que habla por sí solo de la dependencia del Poder que tienen las cadenas generalistas. Los demócratas consideramos una victoria que un programa como ese, al final y después de una batalla más o menos dura, haya sido emitido por una emisora minoritaria. Los españoles somos conscientes de que se trata de una victoria importante teniendo en cuenta el país en el que nos toca vivir.

En un país democrático, de los de verdad, los demócratas esperarían que esto provocase la caída del Gobierno, o como poco, del Ministro del Interior hoy diputado. Aquí ya sabemos que no es el caso.

Martes 25.- Mariano Rajoy acude a la Audiencia Nacional para declarar como testigo por la trama de financiación ilegal de su partido y tiene la poca vergüenza de decir que no sabe nada de cómo se pagaban las campañas electorales en el PP, siendo que él ha sido director de esas campañas en cuatro ocasiones. ¿Pretende hacernos creer que decidía la compra de carteles y todo el aparataje de mítines y banderolas, alquiler de estadios y plazas de toros, comidas y banquetes multitudinarios, sin necesidad de preguntar ni asesorarse de cuánto dinero se podía disponer para ello, ni hacer ninguna clase de números para decidir cuánto, cómo y dónde había que gastar y hasta donde se podía llegar… y mucho menos de donde salía la pasta …? Está claro que se sabe intocable y en su soberbia parece intentar convencernos de que él era, simplemente, uno que pasaba por allí, el director espiritual de las campañas.

En un país democrático, de los de verdad, los demócratas esperarían que esto provocase la caída del Gobierno, o como poco, del Presidente. Aquí ya sabemos que no es el caso.

Este no es un país democrático, de los de verdad, por tanto no cabe esperar reacciones éticas o dignas, o que pretendan dar una imagen seria del país, ellos creen que no lo necesitan, pero tampoco uno termina de creer lo que está viendo, porque una cosa es ser un pueblo de fajadores acostumbrados a ser golpeados una y otra vez en la frente por nuestra propia Historia y otra muy distinta la imagen borreguil, sufrida y entregada que estos affaires proyectan sobre el pobre, paciente y desconsolado pueblo español.

En un país democrático, de los de verdad, los demócratas esperarían que esto provocase una reacción enérgica y contundente de la totalidad de los partidos del arco parlamentario… de no ser así cada partido tendría que verse la cara con sus votantes. Aquí ya sabemos que no es el caso.

Miguel Álvarez

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