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Lawfare, Oltra vez

Hace tiempo, escribí acerca de la estrategia golpista que “los globalizadores” empleaban para derribar gobiernos que no podían derrocar con las urnas. Esta estrategia se llama Lawfare, la “Guerra Jurídica”. Así, el capitalismo, (no solo los americanos) han derribado gobiernos (Lula, Dilma, la Kirchner…) y se han cargado movimientos sociales, metiendo en la cárcel como si se tratase de corruptos o criminales a los líderes de los movimientos sociales y/o de masas.

Pues bien, contando con una estructura tan propicia como puede serlo un Sistema Judicial heredado del franquismo y que jamás pasó ni siquiera por el lavadero, con lo cual aún conserva la mayoría de los barros que cogió en las cunetas, la estrategia del lawfare poco a poco la van imponiendo aquí, en España.

Esta estrategia no distingue entre izquierda y derecha, sino entre quienes les son útiles y quienes les estorban. Por eso, les da lo mismo Antonio que Juan. Hasta ahora se habían cebado con Podemos. Sin ahondar ahora por ser bastantes conocidos los salvajes e indecentes métodos para llenar de porquería judicial a Pablo Iglesias, Irene Montero, Monedero, etc, hay que recordar que con el concurso de jueces corruptos, se echó del Congreso al diputado canario Alberto Rodríguez (el de las rastas) y lo mismo se le hizo a la jueza, también canaria, Victoria Rosell.

Pero esta no es una estrategia empleada contra la izquierda solamente, sino también contra todo aquel o aquella que moleste. Por ejemplo: Jordi Pujol. Este no es que fuese inocente, sino que el expediente inculpatorio salió del cajón justamente en el momento más caliente del Procés. Casualidades jurídicas.

Ahora le ha tocado a Mónica Oltra, perteneciente al nacionalismo molesto para aquellos que nos ganaron una guerra a los españoles, aquellos que se autodenominaban… ¿Cómo era aquello? ¡Ah! Sí ¿recuerdan?: Los Nacionales.

A esta, a Mónica, la “Justicia” se empeña en hacerle pagar las culpas del puerco de su exmarido. La verdad es que se lo han puesto a huevo a la derechona. Es difícil decir que institucionalmente no tiene responsabilidad alguna en los hechos acontecidos, aunque los que tenemos algo de memoria recordemos a una ministra de Rajoy a la que “se le apareció” en el garaje un jaguar y no sabía de donde había salido; o recordemos también a un Presidente del Gobierno y su Vicepresidenta, para más señas vecinos de despacho de la Cospedal, que, no es que no supiesen nada de los 301 casos de corrupción que tenían pendientes con la justicia por un monto de 124.123,915.526 euros… ¡¡Más de 124 MIL MILLONES!! (Busque el desglose en Internet)) es que no se enteraban de que la sede de Génova en la que apacentaban se estaba reformando con dinero negro. Solo recuerdan lo molesto que era pasarse el día rodeado de albañiles y toda clase de currantes.

Ahora solo nos queda despedirnos de Mónica. Por mi parte decir que, aunque personalmente nunca me cayó bien y que, ideológicamente, no coincidíamos demasiado, tiene mi respeto por valiente, coherente, luchadora y currante, y, porque los ataques que entre unos y otros le han hecho, no tienen nombre.

Con respeto y cariño no queda otra que recomendarle y desearle que descanse en paz.

Miguel Álvarez

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