Un mar de caravanas duerme en primera línea de la playa de València

Es marzo, se escuchan las tracas y los gorrillas son pocos, para los muchos que se ve en verano, en los aparcamientos situados frente a la playa de la Malva-rosa de València. Hay paseantes junto al mar, alguno jugando a vóley y una caravana, con matrícula de Dinamarca, bordea la calle José Ballester Gozalvo para buscar sitio donde aparcar. No lo tendrá fácil porque en el solar situado en primera línea hay poco hueco ya.

Hace dos días llegó un matrimonio holandés en su caravana y como ellos, hay viajeros británicos, belgas o alemanes. “Yo suelo pasar tiempo aquí y estoy hasta sorprendido de la mucha gente que hay estos días”, explica uno de los turistas, londinense afincado en Serra y con vida nómada entre Alicante, Valencia y Barcelona.

“Yo he venido para ver las Fallas”, dice otro viajero belga de origen latino. En un perfecto español cuenta que ha venido para conocer la fiesta y mientras saluda a su vecino, un compatriota que insiste en que quien viaja en caravana lo hace “porque es su modo de disfrutar, no porque le falten recursos”.

Ellos llevan varios días aparcados en este solar y aseguran que miraron antes varias aplicaciones móviles para localizar el espacio. No es un área de servicio para caravanas, de hecho en la ciudad no hay espacios de este tipo, lo más cercano está en Turís o en Segorbe. “Me sorprendió este sitio, la verdad, pero nadie ha venido a molestarnos ni a decirnos nada”.

Viajeros holandeses, británicos o belgas aparcan en la playa, algunos incluso residen

La única restricción visible es la señal situada a pocos metros, donde se lee que está prohibido el aparcamiento para vehículos de longitud mayor a cinco metros. Los propietarios de caravanas aquí alojados lo saben, y aseguran que lo respetan. También que no pueden sacar ni sillas ni mesas de camping, ni desplegar el toldo. “Ahí nos podrían decir algo, pero no lo hacemos”, explica. Lavan la ropa en las muchas lavanderías del barrio de la Malvarrosa, situado justo detrás del solar.

Sin embargo, enfrente hay otra caravana que sí saca el tendedero con ropa húmeda a la puerta. Sus dueños no están de viaje, son tres jóvenes italianos que han venido a València a buscarse la vida y que, apuntan, viven aquí de manera habitual. Dos de ellos ya tienen trabajo y la tercera con quien habla este periódico explica que lleva días buscando empleo en la ciudad. Confirman que nadie les ha llamado la atención en el tiempo que llevan, “el solar es privado y nadie nos ha dicho nada”, argumenta la joven.

La ordenanza de movilidad de València prohíbe estacionar caravanas y autocaravanas que se pretendan utilizar como lugar habitable

Tanto la ordenanza de movilidad de València como la normativa de movilidad para los municipios del área metropolitana de València (AMV) prohíben estacionar a las caravanas y autocaravanas, o similares, que se pretendan utilizar como lugar habitable “con cierta vocación de permanencia”, entendiendo como tal que se haya separado la caravana del vehículo tractor, o en su caso, se tenga un toldo extendido, se encuentre apoyado el vehículo en calzos de sujeción o situaciones similares.

Hace unos meses este medio ya publicó la alerta que existía en Turismo por el boom de las autocaravanas como alternativa al alojamiento turístico. La consellera de Turismo, Nuria Montes, observaba con “mucha preocupación” la evolución del mercado de alquileres turísticos y explicaban desde su departamento que es un fenómeno que se da en muchos puntos de la Comunidad Valenciana, como en Alicante explicaba esta semana Enrique Bolland, aunque especialmente en la ciudad de València.

Ante esto, la Asociación Cultural Autocaravanista Valenciana explica que ha pedido al Ayuntamiento de València una reunión para solicitar la creación de áreas de descanso en la ciudad para estos vehículos. Explica a La Vanguardia su presidente, Francisco Nieto, que “es una locura la de gente que viene. Nosotros el año que viene traeremos a 200 autocaravanas solo para las fiestas falleras”, explica.

Más autocaravanas en primera línea de playa en València. Neus Navarro

Si para entonces no hay un espacio en la ciudad, buscarán alternativas cercanas como aparcar en Albalat dels Sorells, por ejemplo, bien comunicado con València. “València necesita espacios porque cada vez viene más gente, ciudades como Burgos o León los tienen y en Madrid, hay cercanos a la capital, en Pinto por ejemplo, para poder acceder bien”.

Es una locura la de gente que viene. Nosotros el año que viene traeremos a 200 autocaravanas solo para las fiestas falleras» Francisco Nieto, presidente Asociación Cultural Autocaravanista Valenciana

Mientras se escucha bien alta la música que suena en la caravana de una joven alemana que prepara la comida. Explica que lleva “tres o cuatro días” en València, que está de paso. Tres vehículos más allá una pareja de jubilados holandeses acaba de abrir la puerta para empezar su jornada. Cogerán la bicicleta eléctrica para ir a dar vueltas por la ciudad, explican.

“Es nuestra forma de hacer turismo. Estamos jubilados y pasamos buena parte del año viajando por Europa”, explica él, mientras muestra el listado de ciudades registradas en la aplicación de meteorología. “Ves, en mi ciudad siempre llueve… Aquí se está mejor”, cuenta. Antes de llegar a València pasaron por Cullera y esta semana conocerán la ciudad y, de paso y sin buscarlo, también sus fiestas falleras. “Puedes hacer fotos, pero no saques la matrícula”, piden.

Neus Navarro
Publicado en La Vanguardia