30 aniversario de la Fundación Hugo Zárate

Hace muchos años que Hugo ya no está entre nosotros, pero la Fundación sigue viva porque Marita es la rueda que la hace girar

La Fundación Hugo Zárate cumple 30 años. Y seguimos celebrando su aniversario, algo que resulta insólito en una sociedad que va con tantas prisas y que, con las tecnologías, todo parece durar un instante. La Fundación nació en el siglo pasado, aunque permanece activa y constantemente crítica en nuestra actualidad. Como dirían los sabios, su crítica es coherencia y sabiduría.

He tenido la inmensa suerte de acompañar su crecimiento desde el inicio. Al mismo tiempo, la Fundación ha visto cómo me he hecho mayor y he cumplido muchas etapas profesionales, políticas, sociales y de vida. Los años pasaban y Hugo ha quedado vivo en el recuerdo, pero lo que comenzó siendo un homenaje reivindicativo pasó a convertirse en un espacio de debate, reflexión, foros, encuentros, conferencias, actos culturales, un blog, y un largo etcétera bajo la batuta certera de Marita Macias.

30 años después, la Fundación es eso y mucho más, porque hemos creado nuestras redes de amistad, de respeto, de convivencia conjunta, de divertirnos al tiempo que reflexionamos y compartimos preocupaciones.

Quizás haya quien piense si tiene sentido una Fundación después de tantos años. Quizás lo piense más la generación joven que todo lo saborea al instante con una fugacidad y una inmediatez que apabullan. Sin embargo, resulta más necesaria hoy que en el momento de su nacimiento.

Nuestro mundo ha cambiado mucho. El siglo XXI es desconcertante, complejo, lleno de incertidumbre, con poco optimismo y sin capacidad de vislumbrar el futuro. Una época que se define con términos nuevos como posverdad, populismo, polarización, radicalidad, autocracia, democracia iliberal. Nuestra Europa sufre las embestidas de una ola de ultraderecha que genera odio y visceralidad; es el siglo de la desigualdad creciente donde vemos obscenidades dinerarias y el surgimiento de una nueva clase de megáricos mientras la clase media se deshilacha; el siglo del cambio climático, la aniquilación de recursos naturales, la pérdida de biodiversidad, y la furia del planeta; la mayor inmigración en busca de una oportunidad de vida; el envejecimiento de los países ricos; la banalización de la política convertida en espectáculo; el capitalismo financiero que provoca desahucios y suicidios; la tecnología que abre las puertas a una Inteligencia Artificial que será decisiva para resolver problemas, pero también para controlar al ser humano; una neurociencia que curará graves enfermedades al tiempo que busca la inmortalidad de la especie.

Nos hemos convertido en semidioses capaces de modificar nuestra biología, pero incapaces de convivir conjuntamente.

La Fundación nació con la intención de no olvidar a Hugo. Hoy tiene un sentido vital: mejorar el mundo en el que vivimos.

Ana Noguera
Publicado en Levante.emv