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Pedro Juan Gutiérrez – “Estoico y frugal”

Libro: “Estoico y frugal”

Autor: Pedro Juan Gutiérrez

Editorial: Alfaguara (2019)

«El subdesarrollo es la incapacidad de acumular experiencia», escribió Edmundo Desnoes en Memorias del subdesarrollo, frase genial que nos describe perfectamente”. La obra de  llevada al cine por Tomas Gutiérrez Alea simboliza el retrato de la situación en la Isla en un momento crítico, bajo las nuevas autoridades que han ocupado la Habana y las costumbres aún dominadas por la burguesía, con las contracciones al rojo vivo.

Esta reflexión se apunta a lo largo de esta novela constituyendo un paradigma que el autor utiliza dentro de esta obra. Está narración a caballo entre ambos lados del Atlántico, referida a Cuba y a España, resume las diferencias entre dos miradas. Una sociedad desarrollada como la europea y singularmente la española, y la que habita en Cuba.

Para este autor a caballo entre España y Cuba, la frase resume una reflexión de calado en la forma de ver las cosas comparando la realidad de lo que se ve y lo que confronta entre dos mentalidades y dos experiencias diferentes.

Ya Leonardo Padura, con pasaporte español, también había anotado alguna de estas experiencias que se prologan mas allá del hecho creativo de escribir, y que ahondan en el hecho de vivir y de sentir de ambos lados.

Pedro Juan Gutiérrez ha destacado como un autor netamente cubano que ha acuñado una forma peculiar de escribir. Ha utilizado los temas de sexo y vivencias, para ir mas allá de las descripciones de un escritor rompedor y  descarado. Comparado con Bukowski y con Arthur Miller a los que no conocía cuando escribió sus novelas, el autor establece un diálogo, o una complicidad con el lector constantemente, bien por el uso del lenguaje directo de frases cortas, como de su léxico llano y habanero que el defiende, cuando usa expresiones procaces o descarnadas, que él argumenta como el lenguaje que se usa en la Habana y que constituye el léxico popular que se habla en sus calles. Constituye por otro lado, todo un suplicio para los traductores de sus obras.

Periodista en otro tiempo dentro de la realidad cubana, descreído de la revolución y pertinaz provocador, ha recogido en sus textos considerables estampas de la Cuba de los últimos 60 años que el régimen ha querido maquillar. Sus producciones literarias se han mantenido alejadas de los focos durante varios lustros. Algunas como en “El rey de la Habana” alcanzaron un punto de alto nivel descriptivo dentro su literatura mas comprometida. En este ámbito es muy simbólica la serie de novelas “La trilogía sucia” que ha recogido con ese potencial expresivo de la literatura erótica que acabó cosechando un considerable éxito en ciertos círculos.

Este libro “Estoico y Frugal” está escrito en Madrid por donde recala el autor y donde reside seis meses al año, lo que supone para él un contrapunto, un sistema de despresurización de su realidad circundante. Relata también algunos viajes y experiencias adquiridas vagando por Alemania, Suiza e Italia.

El protagonista sigue inicialmente viviendo al día en Madrid, como lo hacía en la Habana, al socaire de las circunstancias. Es un lugar a donde el autor mutó su residencia desde Matanzas, el lugar de origen para entrar en el corazón de la Habana vieja, aprendiendo a compartir con sus conciudadanos sus estrecheces, sus miserias y sus peculiaridades. Es demoledora la descripción de sus necesidades pendientes, si acaso matizadas, según épocas, propias del devenir de su hilo cotidiano.

La crisis del Muro de Berlín se vivió en la Isla como una catástrofe. Se perdieron los recursos del Estado, las ayudas externas menguaron tanto que fueron irreconocibles, porque la ayuda rusa se evaporó como las nubes del Caribe. Todo hubo que redescubrirlo de nuevo, se liberaron algo las modestas economías, se aceptaron las puestas en escena de los paladares (pequeños restaurantes) y sobre todo se hizo la vista gorda para muchas iniciativas privadas siempre que fueran limitadas. Todo ello supuso reprogramar también los principios sobre los que se había sustentado el sistema. Rusia y China caminaban por el denostado capitalismo, con lo que el esfuerzo de someterse a la economía planificada y los principios revolucionarios tuvieron que alinearse con los nuevos tiempos para acomodarse a la realidad sobrevenida. Se gestaron unas nuevas directrices emanadas por la dirección del país. Todo ello en medio de las limitaciones, la arbitrariedad, la corrupción y la represión de turno. El centinela, el partido comunista cubano (PCC), sigue en pié marcando los límites. Ha sido considerable su capacidad adaptativa.

En este relato de Pedro Juan Gutiérrez, el protagonista brujulea en Madrid, al igual que en la Habana. Esto le permite doctorarse también ese ejercicio cotidiano de supervivencia, si bien dejando caer algunas paradojas. Es todo un ejercicio para comparar las dos realidades, las dos mentalidades, o las diferentes formas de ganarse el sustento, de vivir y de mantenerse independiente bajo ciertos valores, si a eso le llamamos, genéricamente, sobrevivir o vivir al día. Siempre se ha dicho, y así lo recoge Leonardo Padura en su obra “Memoria y Olvido”, que en Cuba solo existen tres problemas, desayunar, comer y cenar. Para algunos segmentos de población españoles la situación no es muy diferente. No obstante, el vértigo de lo imprevisible en la Isla, es considerablemente mayor respecto a Europa. El autor nos coloca ante el espejo de algunas situaciones pintorescas, insólitas, lo que le permite agudizar el ingenio y reflexionar con la agudeza de un bisturí entre las costuras de la gente y valorar las diferentes respuestas.

Pedro Liébana Collado

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